El pasado jueves, 10 de mayo, fallecía de forma inesperada la pintora viguesa Berta Álvarez Cáccamo (Vigo, 1963). Triste noticia para el arte, como fue también triste la noticia del fallecimiento de Manuel Moldes (Pontevedra, 1949-2017) el pasado mes de diciembre.
Berta y Manuel fueron dos artistas diferentes que hicieron un trabajo sin el que no se puede entender la pintura gallega de los últimos treinta años.
Berta Cáccamo, figura fundamental de la abstracción española, se licenció en Bellas Artes en la Reial Académia Catalana de Belles Erts de Sant Jordi, en Barcelona, en 1987. Comenzó a exponer en 1986 y pronto destacó como una de las artistas gallegas más interesantes de la generación Post-Atlántica. Residió en Bercelona, París, Roma y Vigo y fue merecedora de numerosos reconocimientos, el último, el Premio Cultura Galega das Artes Plásticas, en 2017.
Su fallecimiento inesperado, llenó de consternación al mundo del arte y la cultura de Galicia, donde Berta es una persona, no solo valorada por su obra, sino muy querida también por su especial forma de ser, siempre a contracorriente.
Manuel Moldes fue otra gran pérdida para el arte y la cultura gallegas. Fallecido en diciembre de 2017, dejó también una profunda huella en la pintura gallega de los últimos años. Miembro del grupo Atlántica, Moldes desarrolló un trabajo muy personal. Desde postulados de una figuración expresionista radical, a finales de los años setenta y los años ochenta, fue evolucionando hacia otros lenguajes hasta llegar a una abstracción orgánica en los últimos años.
Ambos fueron profesores en la Facultade de Belas Artes de Pontevedra y ambos dejan un vacío importante, tanto por su aportación artística, como por su calidad humana.
Descansen en paz.
